Gracias al desarrollo de materiales por parte de los investigadores de la universidad de Stanford se abre la posibilidad de poder fabricar y utilizar una batería para flujos de energía intermitentes que no empleé materiales con altos niveles de corrosión, que no sean tan excesivamente caros y que no necesite de altas temperaturas para su funcionamiento.
La estructura de la batería constaría de dos partes una con el material que contenga el lado positivo y en el otro extremo el negativo, separados por una membrana. Los investigadores emplearon para el lado negativo de la batería un metal liquido a temperatura ambiente que tiene por lo menos diez veces la energía por gramo que los materiales que son empleados en la actualidad para este tipo de baterías, dicho material esta formado por la combinación entre el sodio y el potasio.
La batería cuenta con una membrana cerámica que separa el lado positivo del negativo, dicha membrana esta formada de oxido de potasio y aluminio, lo cual permite que fluya la corriente ademas de el hecho de separar los materiales.
Un prototipo que cuenta con los materiales antes mencionados y hecho exclusivamente para el aprovechamiento de las propiedades de los mismos, ya ha sido puesto en prueba, el prototipo avanzo mas del doble del voltaje que las baterías de flujo convencionales, por lo que este diseño de batería cuenta con un voltaje mucho mayor, lo que significa que el costo de producción se ve reducido.